Las Barrancas de Burujón por vía de Escalona

El fin de semana anterior la manada de Espíritu Custom Madrid tenía una salida hasta Pastrana, Guadalajara. Yo tenía toda la intención de disfrutar de esa ruta y el sábado en la noche estaba muy contento preparándolo todo hasta que al darle una última mirada al foro me di cuenta que por no leer me perdí la salida, y es que era el sábado y no el domingo. Menudo bajón.

Un clavo saca otro clavo, así que la solución para la desilusión fue planearme otra ruta igual de fenomenal para este sábado, y decidí pasar por Escalona y principalmente conocer las Barrancas de Burujón. Mi intención era hacer una parada corta en Escalona solo para las fotos, llegar pronto a las Barrancas y luego hacer la parada final en el J&D Custom Bar de Fuensalida.

RutaEscalonaBarrancas

La ruta tuvo buena acogida en el foro y el resultado fue un grupo de 10 personas; 5 hombres y 5 mujeres repartidos entre 6 motos. Al ser el progenitor de la ruta me tocaba lo de ser el capitán, que significa ir de cabeza flamante del dragón motorizado, guiando el grupo y asegurándome de no perder el rumbo. Como no podía ser de otra manera, no llevábamos ni 5 minutos de ruta y mi falta de GPS ya me había puesto en evidencia, pero afortunadamente el capitán honorario Adolfo rápidamente nos volvió a poner en la dirección correcta.

Antes de llegar a Escalona les tenía una sorpresa a mis compañeros: la M-541. Es una carretera casi forestal que va desde Pelayos de la Presa hasta la N-403 y que atraviesa un bosque. La sorpresa es que es muy estrecha y está bastante abandonada a su suerte, pero las vistas son preciosas. Al final de 15 minutos más de uno me decía que no sabía que se podía hacer cross country con motos custom. Yo solo pensaba que si estaban sorprendidos con la 541 iban a flipar con lo que faltaba en las barrancas.

EscalonaBarrancas (7)

Por la N-403 llegamos a Escalona, y lo que yo esperaba que fuese como mucho un parón de 20 minutos resultó siendo más de una hora porque el sol pegaba fuerte y la necesidad de refresco se hacía evidente, así que tuvimos que sentarnos un rato a la sombra en un bar de la plaza. De paso mientras llegábamos al bar fue necesario retratar a las cigüeñas que anidan en los altos del castillo de Escalona.

Aquí hay que decir que antes de salir de Escalona nos hemos llevado todos una reprimenda por parte del capitán honorífico ya que no estábamos siguiendo bien las normas de circulación en grupo. Yo al ir de cabeza era el principal promotor del desorden y me queda la lección para la próxima. La verdad que son normas que se tienen para mejorar nuestra seguridad y es importante seguirlas.

De Escalona a las barrancas son unos 40 minutos por una zona en la que vimos un par de aves rapaces, una volando sobre nuestras cabezas y la otra postrada en un árbol. Será que el dragón motorizado se veía apetitoso. Luego de otro pequeño desvío por falta de GPS y su respectiva corrección, llegamos a la entrada de las barrancas. Justo al entrar en la zona la carretera se convierte en gravilla. Hay un bar a pocos metros y allí hicimos una mini parada para confirmar la ruta. Resulta que se puede subir hasta las mismas barrancas por ese camino de gravilla, y a pesar de las dudas de algunos, al final tiramos de valentía y logramos el cometido. Yo nunca he sentido que la gravilla sea mucho problema pero entiendo que cuando nunca te la cruzas puede ser un poco intimidante. Aun así el grupo lo ha hecho genial y hemos recorrido los 3 km sin ningún susto.

Hay un parking arriba donde pudimos dejar las motos. De allí se caminan 30 metros y el paisaje aparece de forma majestuosa. Es impresionante. Lo más sorprendente de todo es que hasta donde sé, nadie del grupo conocía este paraje natural. Por un momento pensé que nos íbamos a achicharrar vivos porque no hay ni una sombra en toda la zona, pero corría un muy buen viento que nos mantuvo frescos todo el tiempo. Con la vista y el buen tiempo me extraña la poca concurrencia, pero es verdad que la zona está bastante escondida y además el bar de la entrada es muy reciente. Es tanto, que a pesar de que hay un sendero y una serie de balcones en las barrancas, en las dos horas que estuvimos allí solo vimos a tres personas más, y se fueron poco después de llegar nosotros.

Bueno, el objetivo principal se cumplió con creces pero no había tiempo ni energía para mucho más así que decidimos parar en el bar de la entrada y dejar el J&D para otra ocasión. A las Barrancas volvemos seguro.

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